viernes, febrero 26, 2010

Aquí, el puente-canal

Tienes los dedos amarillos y tus camisas huelen a una mezcla de jabón y lavanda.

Los lentes se te desajustan de vez en vez y al acomodártelos has dejado un zurco imperceptible en tu nariz.

Escribes con todos los dedos, con el método que tu inventaste y ves las pantallas crear letritas y luego palabras y luego párrafos y luego historias...

Convences, comunicas, eres bálsamo y te guardas aquellas palabras oscuras para días más claros, o, tal vez, en días más claros te olvides de las palabras oscuras.

Tu voz debe saber a lo que sabe que dice, debe escucharse como se escuchan las frutas en invierno y debe tener el regusto de los trinos de pájaros en el otoño. Seguramente guarda cuitas en papelitos que echa a volar en un remolino en los días airosos y tu- Salvador- vuelas también sobre las hojitas y las ves caer sobre los árboles, y escuchas tu propia voz caer sobre los árboles.

Para Salvador, bálsamo
siempre

jueves, febrero 18, 2010

El tacto de la piel es frío, pero adentro pareciera que en vez de sangre llevaras el agua de un río que arrastra hielo. A pesar de la corriente se siente un gran vacío. No recuerdas con claridad, no sabes qué es lo que ha pasado ni las coordenadas de los recuerdos sin contaminar, de los recuerdos que contienen la verdad ¿existirán después de tantos años? ¿existirá aquello que quiero encontrar? ¿por qué quiero encontrarlo? El río sigue su flujo boca abajo y cristaliza bajo mis pies, congela mis pasos y ya no sé si no puedo o no quiero seguir avanzando. Mi mirada se pierde en un horizonte enegrecido y numinoso, la pátina del tiempo lo ha cubierto todo. Mil preguntas se arrastran en ese mismo torrente de agua helada y el torrente choca contra las paredes de todo mi cuerpo, no hay ni un resquicio que no sienta la humedad, lo helado de su murmullo. ¿Recordar o sólo crear recuerdos? Quedarse con la duda eterna que quema con el frío del hielo, que traspasa la piel hasta hacerla sangrar y desangra en su torrente.

viernes, febrero 05, 2010

Las flores estan amarillas y la luz entra por la ventana. También entra el aire por que no hay una sola ventana que no este abierta. El aire es frío y, aunque raro para la estación, esta húmedo. Vuela polen por la habitación, vuelan semillas de flores buscando su lugar. Sus cabellos también revolotean con ese aire, y se cuelan por los bordes de sus orejas, por entre sus ropas y su cuello. Le susurran las notas de un piano, es el Preludio no. 5 en D flat, le susurran el roce de los dedos de ese que toca y le vienen con las reverberaciones de otros tiempos, de el resonar de las cuerdas del piano dentro de su caja, le suenan en los pies descalzos que se apoyan en la silla y con las puntas de los dedos apenas toca el piso. Motas de polvo abrazan a los rayos de sol y le dan cuerpo y se incorporan a él y son su alma. Ahora sus manos tratan de atrapar las motas de polvo, ¿atraparían también al sol? No lo ve por que permanece con los ojos cerrados, pero lo huele y lo siente, cosquillea en sus labios y comienza a calentar su piel. Detiene su danza y vuelve al piso. Siente su frío y se vuelve a inundar de él. Otra vez el roce de los dedos sobre las teclas del piano, otra vez los dedos fríos sobre la piel que acaba de ser tocada por el sol.
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