martes, agosto 25, 2015

Penumbra y... Luz



La luz se cuela de a poquito y las partes oscurecidas no terminan de aparecer. Sin embargo todo está ahí, sólo es cuestión de esperar, espera que pase esa creación de sombras y a que el pasillo se despeje y muestre todo lo que en realidad hay. El color, el ritmo, la sincronía y parsimonia de todo lo que hay se muestra, siempre se muestra en su tiempo adecuado. después de la penumbra.. luz.

jueves, agosto 20, 2015

Más panes

Las paredes de mi alma se han limado a tal punto que, como estudio de música, ni sonidos ni palabras hacen eco. Es difícil pensar en un lugar así. Concebir que el sonido no reverbere y que no se encuentren ni ritmos ni compases... sólo hay la nada. Tampoco hay palabras acompañando los pasos, y su sonido  se pierde en la inmensidad de un cielo con estrellas perdidas en el resplandor de una ciudad. En realidad las estrellas están ahí, solo es el fulgor cegador de algo más pequeño que no permite que se vean. Pero ¿cómo saber a donde han ido los sonidos si no se escuchan? ¿cómo saber si hay materia en las palabras, si no se sabe siquiera si han nacido, si  han sido pronunciadas?

Me escribes y mi cuerpo va tomando forma. Una ristra de emes forma la curva de mi cintura y letras "l" se me cuelan por los labios para formar mis dientes, blancos. Letras cursivas dan vueltas en yemas de dedos, en uñas.

Me besas al fondo, en la ventana. Detrás de los magueyes renegridos de pátina por que éste beso es eterno y le han crecido las horas y los minutos de una eternidad. Todo el escenario se hace de entre sombras y letras. El sol de la mañana pelea contra el rocío para hacerle sentir que puede ir creando con su luz las cosas: los postigos, los ladrillos de esta pared donde ocurre todo. Donde desmenuzas mi boca en palabras sólo para volverla a recrear en versos, en párrafos enteros que cuentan nuestra historia, cualquier historia.


¿Por que ya no escribes gato negro?

-Ya no me duele esa herida-, contestó el gato aunque después ya no se acordara ni cual herida, ni tampoco éstas palabras.

-Tal vez el próximo año aviente letras- retomó. Pero a mi no me alcanza la vida para el otro año, no hay más tiempo que vida, no hay más vida que la que se encierra entre éstas que desgarran el espacio en blanco para ensuciar con su sinsentido.

miércoles, agosto 19, 2015

Así se siente.
Como estar viendo un reflejo sobre una ventana. No estas viendo la imagen ni el objeto, sólo ves el reflejo.
No es una cama ni tampoco son los muertos del ático.
¿Es la mano que en etiqueta se adhiere a la piel de vidrio? No.
Tampoco son los ojos de quien toma la imagen. Casi puedes palpar la espera inútil de detenerse en todo esto que no es. Y aun con todo, el cielo se derrama sobre la cabecera protegiendo los sueños de esos que cobijados, no se ven ni nos devuelven la mirada en blanco y negro ni en colores, ni en nubes ni en vidrios disecados, detenida en el instante de una imagen.

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