jueves, julio 12, 2018

Santo, aparecido.

Tuve que llamar al periódico.
Lo hice justamente el día que los teléfonos no servían.
En la Jornada, la libertad es...
Y se cortaba.
Una y otra vez.
La libertad es nuestro compromiso.
Marque cero y una operadora le atenderá.
Pero nadie contestaba. A veces mi teléfono se cortaba.
Otras, los tonos sonaban hasta morir ahogándose en algún lugar entre Veracruz y San Luis Potosí.

Finalmente ese día no pude ni siquiera comunicarme con la operadora.
Las nubes se arremolinaban en el cielo y el frío cubría la tarde.
Imaginaba el rocío cubriendo las hojas de los árboles en Xalapa y te encontraba entre los renglones del libro donde yo juraba sentirte.

Sorbía mi café y encendía un cigarro.
Las volutas de humo gris se unían al cielo nublado.
¿Dónde te desvaneces Santo?
El día se termina.

En la jornada nuesto compromiso es la libertad.
La Jornada, buenas tardes. Busco a Juan Fernando Romero Fuentes.
La señorita no me quiso dar tus datos, sólo me confirmó que trabajabas ahí.
Respiro.
Cómo exigirle nada, si yo misma hago lo propio en mi pedacito de mundo.
En el recado le pedí que dijera que le llamaba Marycamembert. Ella escribió Marycarmen.

Horas después, a punto de dormir, mi teléfono te trajo con el viento del Este.
Mi sonrisa se escuchaba en las palabras que te decían cuanto te extrañaba, Santo.
Y tu, recobrabas tu cuerpo y tus palabras entre la bruma que te había hecho desparecer. Apareciste.
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