lunes, junio 30, 2008

Lo que ves
es lo que hay
Los que están
son los que son
...

viernes, junio 27, 2008

Las "escondis"

Nos pusimos a platicar de qué hacíamos cuando morritos.
Todos empezaron a contar qué hacían y a qué jugaban: que al avioncito, que a las escondidillas, que al bote pateado y dijeron un nombre raro para el juego que nosotros llamamos "hoyitos" (que consiste en atinarle a un huequito en la tierra con una pelota, al que le atinan tiene que correr con la pelota y perseguir a los oros que llegan a una base e intenta pegarles con ella; luego al que al final se queda con la pelota le nace un hijo. A los 5 hijos te fletas, ¡es buenísimo!).
Como estábamos botados de la risa y los tacos de suadero y chorizo estuviéron bien acompañados con una cervecita, se me ocurrió que era hora de jugar, y nos pusimos a jugar a las escondidillas, con todo y el bendito ritual de "zapatito blanco, zapatito azul, dime cuántos años tienes tú"
Fue una de esas veces que jugando aún sientes la cosquillita en la panza y la pipí que se te sale de la risa, del miedo, de los nervios....
¡¡¡Aún tenemos un niño dentro!!!!
Río Tenesse. Alabama.

miércoles, junio 18, 2008

Olvidándote

"El recuerdo, entre más insistente y arraigado en ella, más se le iba desdibujando. Lo primero que se le perdió fue la cabeza: ¿cómo me miraba, de reojo o de frente? [...] ¿qué salía de su boca, palabras de amor o sielencios? Al cabo de la distancia unas y otros sonaban idénticos. ¿Fueron tan hondos sus besos? O fueron un invento. [...] ¿Muy obscuros sus cabellos Oscuros y claros, bicolores en negro y en blanco. ¿Qué era aquello que latía en su frente, la promesa de bienaventuranza, o desde el inicio un adios consabido? ....
Laura Restrepo.
La novia Obscura
Editorial Rayo (2002)
Pag 415.
(Original en Colombia 1999
por editorial Norma)

lunes, junio 09, 2008

Zacatecas. Junio 2008

Zacatecas

viernes, junio 06, 2008

Fotografía

El viento soplaba suave. Mecía sus cabellos de la nuca hacía su cara y algunos de ellos se pegaban en los mocos que nunca aprendió a sonarse. O tal vez era que en realidad nunca entendió lo que su abuela le quería decir cuando decía: -suénate los mocos escuincla!-. Estaba impávida, con sus manitas entrelazadas descansando en su falda negra de lana. Sus piernitas colgaban como palillos, morenas, debajo de su falda y la mantenían sin moverse al observar al hombre delante de ella. Oía su resollar y veía como el sudor había empapado su camisa y aperlaba su frente. Lo observaba con sus ojos pequeños y negros, con sus ojos de niña en su carita tostada por el sol, entrecerrados por las lagañas de la mañana que aún llevaba, por que en cuanto escuchó que empezaban a cargar los troncos a la camioneta de su tío se levantó de la cama, se calzó con sus zapatos de charol maltrechos y se fue corriendo al patio, sin importarle embarrarlos de barro. La detuvo ver a semejante animal, con el resollo de un buey en su cuerpo, con la fuerza de dos bueyes, tan moreno, tan alto, tan suyo -pensó-. Era una niña entonces, pero algo le decía que aquel animal iba a ser parte de su vida, lo supo en cuanto lo vió cargando más troncos y más rápido que los demás. Lo supo cuando el vaho de su sudor de hombre la impregnó y supo distingirlo de la mansedumbre de todos los demás. Sintió una cosquilla en la nariz de un cabello que en un pequeño punto de su longitud, se había aferrado a sus mocos verdes. Fue lo único que la distrajo de su encantamiento. Con su brazo se limpió la nariz, se quitó los mocos y con ellos su niñez, dejándolos embarrados en su brazo.

jueves, junio 05, 2008

Por ahora esta vacío.... Pero se va a volver a llenar
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