miércoles, febrero 28, 2018

Éste que ves

Apareces, una noche en la que todos los fantasmas vienen contigo.
Te escribo y delineo la cara de uno y otro demonio que viene tras de ti, contigo agarrándote la mano.

Tócame aquí, dices fingiendo toda la inoscencia de la que eres capaz. Leo en tu mirada el truco, pero no me importa, te dejo hacer. Siento tu barba incipiente pero no veo las canas que insistes en tener ¿Cómo podría verles el color con la yema los dedos?
Sientes dulzura en mi toque, dices. Yo pienso en las palabras de Virginia Blainstein: gracias por ser el depositorio de eso que tengo para dar. Tu también lo dices, casi como si me leyeras la mente: Hay mucha dulzura que dar. Así lo dices, con la voz quedita, como si alguien nos fuera a escuchar del otro lado del muro.

Las estrellas suspiran en espacios de luz que nos llegan del pasado y la magia hace lo suyo en derredor.¿Quién eres? Yo mismo ¿Quién eres? Ésta que ves. Las palabras siguen fluyendo en mi mano ésta tarde y desdibujo mi propio reflejo en el espejo ¿los demonios que veo son reales, están aquí contigo y conmigo? Son sólo sombras que se crean a partir de la luz y es que, hay tanta...

La despedida se alarga y las flores nos crecen en las horas del pasado que se han presentado ésta tarde y, como la luz de las estrellas,  nos ilumina desde allá y nos envuelve en el ahora, en el abrazo de la noche.
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