domingo, noviembre 26, 2017

De paso...

Nunca sé lo que voy a escribir, hasta que me ofreces el lienzo de tu piel... página en blanco, que se mueve suavemente debajo mío.


Vienes a mi, con mil caras distintas, con todos sus nombres, escritas en los pliegues de mis sábanas. Te quedas una noche, a lo sumo un par y acaricias los recovecos de mis sueños, que, nubilosos se pierden cada mañana, cuando te vas.


No los escuchas, susurrarte en medio de la noche, pidiéndo que te quedes, que ésta vez no te vayas. Y vuelves a mí, dueño de todos mis sueños, en mis noches solitarias, donde me muestras postales de tus viajes, tomándome de la mano, escuchándo las confidencias de amor que te hago sobre tu playera roja.


Caminas como las pisadas suaves de un gato sobre mi tejado, pero tocas mi mano con la mano de hombre que viene y va... con la cadencia del viento que mece mi cabello en tu ausencia.


Te llamas como todos, pero no tienes nombre, no tienes rostro y tu barba desaparece entre mis dedos que ahora crecen y luego se recortan.


Y yo pierdo también mi cara, mi nombre, en cada abrazo. Sirena en el desierto que, solitaria, mira a los demás pasar.
Creative Commons License
This work is licensed under a Creative Commons Attribution-Noncommercial-No Derivative Works 2.5 Mexico License.