Las paredes de mi alma se han limado a tal punto que, como estudio de música, ni sonidos ni palabras hacen eco. Es difícil pensar en un lugar así. Concebir que el sonido no reverbere y que no se encuentren ni ritmos ni compases... sólo hay la nada. Tampoco hay palabras acompañando los pasos, y su sonido se pierde en la inmensidad de un cielo con estrellas perdidas en el resplandor de una ciudad. En realidad las estrellas están ahí, solo es el fulgor cegador de algo más pequeño que no permite que se vean. Pero ¿cómo saber a donde han ido los sonidos si no se escuchan? ¿cómo saber si hay materia en las palabras, si no se sabe siquiera si han nacido, si han sido pronunciadas?
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