Molito de olla
En definitiva no hay nada que un caldito bien caliente no pueda curar. Y con la magia de desvenar los chiles, poner a cocerlos, molerlos y colarlos, no sólo me curé una crudita de una mala borrachera, pero también el alma... y todo lo que dolía se mezclo con los sabores de epazote, limón y cebollita picada y en aras de limpiar cualquier resabio amargo una rajita de aguacate aderezó al final. Es el mejor caldito que me he cocinado en mi vida y me supo...a Gloria.
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