Las letras se me salieron otra vez por el cuerpo. Ahora fue por los ojos, en forma de lágrimas. Quedó un camino de tinta chorreando mis mejillas. No se alcanzaban a leer, estaban todas desvanecidas sobre mi piel -lánguidas- como si no tuvieran fuerza para decir nada. Las recogí con un pañuelo y lo coloqué delante de mis ojos para ver que decían. Le ordené las patitas a las ene, les acomodé las pancitas alas o's le vendé un brazo roto a la T, y luego, cuando terminé, ví que retomando fuerzas, la frase decía: Tdo va a estr bin.
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DESPUES DE LA TORMENTA LLEGA LA CALMA
MIGUEL MORA
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