viernes, noviembre 28, 2008

Y Alma volvió en el tren de las 11....

Tras esperar sentada en la banquita con la que de niña soñaba, tras llenarse las bolsas de la falda negra de hojas de colores que nunca había visto, tras mirarse los zapatos azules llenos de barro y pensar que ya sólo combinaba con ella el azul de su bolsa, decidió comprar un par de boletos (uno para ella y uno para el gato negro que recogió en la calle) a un lugar que la llevara a quitarse el frío con el que ya al final estaba viajando...
El destino fue Saltillo. ¿Por qué no? Nunca había estado en esa tierra del zarape y podría suceder que encontrara ese calorcito en el alma que tanto estaba buscando.
Se tatuó un "Retroceder Nunca, Rendirse Jamás" en algún lugar y se acurrucó en el vagón de pasajeros dejando atrás a los gringos, envoliéndose con la cobija del rumiaje de los fierros y el olor a grasa y a fierro viejo, y, en el tren de las 11, Alma volvió de a poco a su tierra, a su cuerpo...

Cuando empezó a quedarse dormida, recordó que hasta los resortes de los trucks*, tienen alma....

* Trucks: Son el conjunto de ejes, ruedas y motores de tracción que llevan las locomotoras como pies...

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