De profundidades y demonios

Ya conozco éste camino... Lo he recorrido miles de veces apesar de que no se supone que lo debí recorrer nunca. Sé lo que hay al fondo, me he escondido en los requicios, me he detenido en los dinteles y he explorado cada rincón llegando a conocerlo como la palma de mi mano, aún cuando mi mano cambie y el laberinto también cambie... No sé cómo es que volví a tocar ésta puerta y la encontré entornada... nunca se cerró, siempre ha estado abierta, esperando con los brazos abiertos para cuando yo decidiera volver. El caso es que no quisiera volver, el caso es que no quiero que su humedad cubra mi piel ni que en la obscuridad su Minotauro me embista... No quiero y no sé como resistirme a la tentación que desde la obscuridad se apetece deliciosa, como la sombra cobijante de un árbol en el verano más caluroso, no sé como decirle que no a ésta adicción que me atrapa, que me aprisiona por encima de mí misma...