Televisión
Pobremente
pero nunca le negué nada. Mi esposo me decía: "Oye, tu abuelita parece una niña, todo se le antoja". ¿No tienes que me des para ir a ver la televisión?
En ese entonces, la gente rentaba
espacios para ver la tele. Y en San Sebastián había una tienda donde los dejaban ir a ver
la tele por unos pesos. "Tome para sus cigarros y su refresco". Fumaba Faritos.
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