miércoles, julio 18, 2012

Pendientes

Escribo con la bendita lluvia lamiéndo las ventanas y agradeciendo el silencio que se siente en éste rincón de pedacito de cielo que es el único lugar al que he llamado casa.

Llevo meses queriendo expiar demonios y han habido días donde se ha recrudecido esa necesidad. Hoy es uno de ellos. Tal vez es la humedad y el frío que recala en los huesos y sube en borbotones hasta el alma. Tal vez los borbotones pugnan por salir y se arremolinan en los ojos como único medio de escape. Tal vez se agiten dentro como si fuera una tormenta en el medio del mar y los barcos dentro -donde se guardan los recuerdos- se humedecen también y se desdibujan entre sal y un mar negro.
Tengo pendientes que no quiero ya guardarme dentro y que deseo escribir y al mismo tiempo quemar las palabras al aire y dejar ir... por eso escribo hoy así: como si fuera yo misma letras y mar oscuro, como si estuviera hecha de la mezcla de esa tinta borrada entre las olas y la sal.
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