martes, enero 17, 2012

Estabas ahí, la visión se había enriquecido, ampliado y ahora en vez de dos ojos, había dos o tal vez cuatro, o tantos como dos visiones que se han unido pueden tener.

Veía -creo- como lo hubieras visto tu. Con una sonrisa inmensa, observando las caras, con una cosquilla de calor en el cuerpo, en el pecho, en las manos que se mueven de la cerveza a la boca, de la mesa a las piernas, de las piernas a la mesa otra vez en busca de un trago que la apacigüe...

Veo a las mujeres rozándo apenas su silueta con la mirada, las huelo, las deseo y me deseo, observo a su vez las sonrisas y hablo con todos, percibo el olor de la madera de la mesa, de la cerveza derramada y siento en la piel las notas musicales que provienen del estrado, donde una banda toca samba -suavecita- y un brasileño le hace el amor a sus percusiones, tocándolos suave, acaricia sus contornos, les arranca con pasión una música que todos logramos entender, sin importar de dónde venimos.

Me siento una contigo aunque sé que estas miles de kilómetros lejos haciendo no sé que, y sé que cada vez que le tomo un trago a esta cerveza y termino de hilvanar las letras en mi mente, sigues aquí y ves lo que veo y sientes lo que siento.
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