jueves, noviembre 12, 2009

Los pasos se detienen.

La ciudad parece adormilarse en la neblina. Los pasos de las personas se ahogan en las nubes que bajaron del cielo para sentirse entre tu cara.

Pasas indiferente a la visista y respiras su escencia sin darte cuenta. Piensas en todo lo que has dicho, en todo lo que no dirás... te das cuenta de que no hay diferencia cuando indiferencia encuentras. No hay traiciones, hay sólo hechos, hay sólo momentos de neblina como esta mañana, cuando moverte entre las nubes no se parece a tu sueño de estar en el cielo volando entre ellas. En tu sueño no hay frío y la humedad no te escocía la nariz ni congelaba tus orejas. En tu sueño el sol se encargaba del algodón de las nubes y la suavidad del aire que, como brisa, agita tus cabellos y los echa a volar.

Los pasos se detienen.

Cierras los ojos y respiras profundo.

Repasas lo dicho, lo no dicho y, dándote cuenta de que no hay diferencia, echas a volar tus pensamientos que se pierden en el revoloteo de la brisa.

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