miércoles, abril 16, 2008

Llegar a casa es como... llegar a casa.
Es reconocer el olor inconfundible de tu propio cuero mezclado con el de las personas que compartes la vida. Es respirar a esas personas, respirarte a ti. Es ver la vida a través de una ventana y sentir que el tiempo no pasa, que aún estas en ese lugar mágico que reserva sus flores aún en invierno para ti. Es caminar por adoquines mal acomodados y tropezar constantemente en un camino que has recorrido mil veces; es escuchar a los pájaros cantar y a los cardenales enamorarse de tu madre cuando ella lava los trastes en la ventana... es ver por la ventana los rayos de luz entrar y observar las tonalidades de las flores en tu propia piel....
Estar en casa es tener un hábitat completo en tu propio jardín, ver conejitos, lagartijas, hasta serpientes; tener miedo de las arañas con patas puntiagudas y rayas amarillas... es oler en cada rincon de la casa, la pátina acumulada, la humedad apoderada de las paredes, del techo.... es embrigarte de un ambiente que es tuyo, que te envuelve en cada respiro y te regresa en una exhalación de pertenencia... te hace tuyo, te devuelve a ti...
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