Parece una fotografía del área comercial, en realidad lo es, se la robé a la gerente comercial (que también ya se fue) quien mandó a hacer un video del puerto, de la empresa para la que éste año y cacho presté mis servicios.

Siento que no escribí lo suficiente de éste lugar mágico de gigantes de acero flotando sobre el mar, de cómo me cautibaba subirme a las grúas de los barcos y sentir que casi tocaba el cielo infinito que se perdía en azules con el viejo azul, del olor fortísimo a óxido corroiendo todo a su paso, inclusive al tiempo...

Al fondo se iergue San Juan de Ulúa, Mágico castillo que engendra misteriosas luces, en realidad pienso en los amaneceres y cómo es que se me ha pegado esa mala costumbre de gritar ¡coño! por cualquier razón que me hiciera molestar, pienso en los amaneceres que no vi y en aquellas visitas matutinas a los barcos donde los cirros pintaban pinceladas azules en el cielo, donde el morados y rojos del sol se estrellan en los cascos de los barcos dejando ver sus matrículas blancas, pienso cómo acarician, de manera incansable, las olas al fondo de los barcos, a las orillas de los muelles, tal vez me vaya y empiece a escribir sobre ti, mi querido Veracruz, lugar que me engendró hace muchos años, aún antes de que yo pudiera saberlo...