lunes, marzo 24, 2008

perdido...

No me importó subir al barco y llenarme las manos de polvo, ni sentir lo rasposo, lo carcomido de los barandales y los postigos, pero no me sirvió nada de esto para encontrarte. Te busqué inútilmente entre los fierros retorcidos, entre los nuevos gigantes de metal que se ierguen sobre las olas, entre las caras familiares y desconocidas, entre los rescondrijos del barco que, en especial, huele a una mezcla entre combustóleo y pudredumbre, como si en vez de chatarra trajera mangos podridos. Te busqué entre sus túneles y sus bodegas, entre los escalones corroídos y la sordidez de sus pasillos, no escuché el sonido de tus pasos perdiéndose entre los ruidos atronadores de la descarga, no conocí el color de tu cabello o el tono de tu voz,
no te encontré....
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