miércoles, septiembre 26, 2007

La sirena se descalzó (aunque suene un poco aplicable el término) Se subió el pantalón hasta las rodillas, doblándolo de a poco desde la parte baja hasta llegar a sus corvas. Caminó descalza sintiéndo los bordes de la piedra, irregular, rugosa, afilada en algunos puntos, pero eso si, siempre dolente... La sirena prestaba atención entonces al agua, tratando de descifrar sus orígenes, agarrando en vilo el resplandor del sol en las olas, respirando, por su desacostumbrada nariz, la sal que impregnaba el aire, sintiendo en sus diminutos vellos la fuerza del viento, y trémula, como quien pisa piedras descalza, intentaba perder el miedo de clavarse en el agua y recordar a la sirena que se había quedado varada en el asfalto de la ciudad....
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