jueves, julio 19, 2007

Estampa de un rescatista

Había un flujo sanguiñoliento en su camisa (en verdad sólo era agua de jamaica derramada ) pero eso no lo sabía el rescatista que acudió al llamado. Ella se quejaba de un dolor muy profundo en el pecho, había aprendido a fingir perfectamente bien la voz de no poder respirar, así que cuando él le dijo que tenía que quitarle la blusa para revisarle las costillas, ella pensó dentro de sí que había fingido bien a pesar de la aguada sangre de su blusa. Él le quitó la camisa y vió dos grandes senos recubiertos por un brassier negro, tenía un filito lila. Trató de no quedársele viendo demasiado, pero como imán en regresaba la mirada, hasta que la subió a los ojos de la chica que fingía el dolor. Era demasiado evidente que no quería precisamente, que le revisara las costillas, no había siquiera un signo de contusión. La chica sonrió.
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