Rusia, Finlandia, 1800, 1900... hoy
Entre los troncos caídos se alcanza a ver un caballo y en él, viene Alexandre III. Adelanta a su compañía tratando de demostrar su valentía mientras recorre en bosque con la mirada. No existen para el fronteras, así que la que ve es la única tierra que existe: la de su Imperio. No sabe que ha de morir proximamente, pero el traqueteo del caballo le hace sentir un dolor punzante en la parte baja de su espalda, toma nota mental de decirle al médico de la familia y sigue -tomando por la empuñadura su espada ceñida a su cintura- su búsqueda de un buen lugar para la campaña.
El papel de la historia se dobla y recorre los años y ahora, en la parte más pueril de la Marcha Eslava se ve a los pequeños Romanov corriendo entre los árboles, contándose historias de héroes y jugando a derrotar a los turcos, las ramas congeladas y muertas muchos meses atrás hacen las veces de espadas, de fusiles y armas inventadas en las mentes de niños.
El tren que me lleva de Imatra a Joensuu no distingue entre los años y bien confunde las fronteras de hoy y me lleva a esa tierra a donde quiero ir, pero en donde siento que ya esoy...
1 Comments:
Me encantó amiga!
=)
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